Se debe acudir a un inmunólogo cuando hay sospechas de un trastorno del sistema inmunológico, como alergias severas o enfermedades autoinmunes. También es recomendable cuando se presentan infecciones recurrentes o difíciles de tratar. Si los tratamientos convencionales no funcionan o el diagnóstico es incierto, un inmunólogo puede realizar pruebas especializadas. Además, las personas con inmunodeficiencias conocidas deben estar bajo su seguimiento.