Con la edad, o por causas genéticas, aparecen los problemas con el colesterol alto. Nos han hablado mucho de los problemas que este conlleva y los posibles remedios para reducirlo. Sin embargo, llegado el momento, muchas personas acuden al médico para que les proporcione medicación u otro tipo de suplementos. Siempre recomendamos seguir las indicaciones del profesional, pero también podemos adoptar ciertas medidas para minimizar el riesgo y mejorar nuestra salud. Hoy os hablaremos sobre el colesterol, los riesgos que conlleva y qué podemos hacer para reducirlo.
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¿Cuáles son los riesgos de tener el colesterol alto?
El cuerpo humano necesita colesterol para formar células sanas. Sin embargo, si los niveles de colesterol son altos, el riesgo de padecer una enfermedad cardíaca también aumenta. Dado que el colesterol es una sustancia cerosa que se encuentra en la sangre, la acumulación de este puede formar depósitos grasos en los vasos sanguíneos. A medida que estos depósitos crecen, el flujo sanguíneo se torna más denso y puede haber obstrucción en las arterias. Además, estos depósitos pueden romperse, formando un coágulo que puede provocar desde ataques cardíacos y enfermedades coronarias a accidentes cerebrovasculares.
Las causas del colesterol alto son diversas, aunque suele aumentar a raíz de un estilo de vida poco saludable. Sin embargo, tiene componentes genéticos y se puede heredar. Por otro lado, y dada la importancia del estilo de vida, el colesterol alto es una enfermedad que se puede prevenir y tratar. Se considera que los niveles son altos cuando superan los 240mg/dL en sangre. Se recomienda que siempre estén por debajo de 200, aunque lo ideal es no superar el límite de 130 mg/dL.
¿Cómo podemos reducir los niveles de colesterol?
El primer paso para controlar los niveles de colesterol es llevar una dieta saludable. Hay que escoger las grasas saludables por encima de las saturadas y priorizar el aceite de oliva virgen extra, el aguacate o los frutos secos. Además, también se recomienda el consumo moderado de pescado rico en ácidos omega-3 como el salmón, el atún o la caballa. La grasa saturada la encontramos en productos lácteos enteros, carnes rojas, alimentos procesados, chocolate y bollería. Por ello, conviene reducir al máximo o evitar el consumo de estos alimentos.
Incluir alimentos con fibra en la dieta ayudan a evitar que el tracto digestivo absorba el colesterol. Opta por cereales de grano entero como la avena, frutas como las manzanas, plátanos y naranjas; y legumbres de todo tipo. Además, el consumo de frutas y verduras en toda su variedad también debe aumentar.
Limitar el consumo de sal, que provoca retención de líquidos y aumento de la presión arterial, es otra de las medidas que podemos adoptar para reducir el riesgo de padecer enfermedades cardíacas. Por otro lado, también hay que minimizar o evitar el consumo de alcohol. Las calorías adicionales de estas bebidas contribuyen al aumento de peso y al sobrepeso, que puede elevar el nivel de colesterol LDL, conocido como el colesterol “malo”. No es necesario mencionar que, si fumas, lo ideal es dejar de fumar.
Finalmente, procura practicar algún deporte o ejercicio moderado varios días a la semana. Puedes probar a hacer caminatas a paso rápido, dar un paseo en bicicleta o practicar deporte en grupo.