La contaminación acústica es una de las mayores preocupaciones en las áreas urbanas. Se calcula que 9 millones de españoles soportan niveles medios de 65 decibelios, el límite aprobado por la Organización Mundial de la Salud.

De hecho, Barcelona es la ciudad europea más afectada por la contaminación acústica, y la séptima en todo el mundo. Por delante de ella se encuentran ciudades como Buenos Aires, Ciudad de México o París. El crecimiento de este contaminante es desproporcionado y sus efectos han hecho que empiece a cobrar importancia. En nuestro Máster en Perito Judicial en Contaminación Acústica te enseñamos todo lo que debes saber para completar tu formación.

¿Qué es la contaminación acústica?

No deja residuos, no se traslada con el aire y únicamente se percibe a través de un sentido: el oído. La contaminación acústica presenta una serie de características que no solo la diferencian del resto de contaminantes, sino que la convierten en la más subestimada de todas.

La OMS define “ruido” como cualquier sonido superior a 65 decibelios (dB), y afirma que se vuelve dañino cuando supera los 75 dB. A partir de los 120 dB, se vuelve doloroso. Por ejemplo, el claxon de un coche produce 90 dB, y unas obras pueden llegar a suponer para nuestros oídos 110 dB, lo mismo que los bares, restaurantes y terrazas.

¿Qué consecuencias tiene la contaminación acústica?

Como no se trata de un tipo de contaminante que se pueda ver, la contaminación acústica se tiene muy poco en cuenta si la comparamos con sus análogas. No obstante, sus consecuencias tanto fisiológicas como sociales u económicas no son moco de pavo.

Cuando escuchamos un ruido excesivamente alto, se activan en nuestro cuerpo algunas reacciones fisiológicas y psicológicas que tienen su origen en nuestro instinto de autoprotección. Los animales silvestres reaccionan a ellas con un estado de alarma: se despiertan, se esconden o se enfrentan a la causa del ruido y secretan adrenalina.

Nosotros no somos la excepción, de modo que el ruido provoca de forma instintiva las mismas reacciones. Aunque tenemos la habilidad de controlarlas por la voluntad, esto solo incrementa el nivel de estrés.

Algunas de las consecuencias sociales, psicológicas o económicas de la contaminación acústica pueden ser: malestar y estrés, accidentes laborales, trastornos del sueño, conductas agresivas, retraso escolar, afecciones cardiovasculares, baja productividad o retraso económico y social.

Otros estudios

Algunos estudios han revelado datos sorprendentes sobre la contaminación acústica. La Agencia Federal Alemana de Medio Ambiente presentó en Barcelona un estudio que afirmaba que un nivel de ruido por encima de los 65 decibelios aumenta en un 20 % la probabilidad de sufrir un ataque cardíaco.

Otros estudios también han demostrado que, con ruidos altos, la gente es menos altruista. Otro llegó a la conclusión de que los niños de colegios en zonas ruidosas aprenden a leer más tarde, son más agresivos, tienen fatiga o tendencia al aislamiento. Finalmente, un experimento de laboratorio con animales demostró que en un ambiente con ruido superior a les 110 dB, el cáncer aparece y se desarrolla más rápido.

Soluciones

Varios organismos internacionales como la OMS coinciden en señalar a la propia población como la principal arma para luchar contra la contaminación acústica. Afirman que la concienciación es fundamental para que las actividades de ocio se hagan con el menor ruido posible, o que se evite el uso del coche.

Una parte significativa del trabajo recae sobre los ayuntamientos y otros órganos de gobierno, que deben contemplar normativas para prevenir y corregir el ruido excesivo. Algunas de estas medidas podrían ser multas para quiénes las incumplan o tener en cuenta una distancia obligatoria entre zonas residenciales.

También recomiendan aislar acústicamente los edificios de nueva construcción, así como crear zonas peatonales a cuyo interior solo puedan acceder vehículos de carga y descarga. Hay mucho trabajo por hacer, y cada vez más la población toma consciencia de la influencia que la contaminación acústica ejerce en sus vidas.