La Teoría de Darwin es una de las teorías científicas más importantes de la historia de la humanidad. El naturalista británico, Charles Darwin, habla del concepto de la selección natural para explicar la causa de la evolución. En este blog explicaremos en qué consiste exactamente esta teoría. ¡Sigue leyendo para descubrirlo! Además, si quieres ampliar tus conocimientos, puedes especializarte con nuestros Másteres y Cursos en Biología.
Índice de contenidos
¿Qué es la Teoría de Darwin?
La Teoría de Darwin son las formulaciones científicas propuestas y desarrolladas por el naturalista británico, Charles Darwin. Su teoría explica el origen de la diversidad de la vida. Y por lo tanto del rol de la selección natural sobre el proceso de la evolución biológica.
El conjunto de estas teorías científicas, conocidas también como darwinismo o el origen de las especies, aparecieron de los viajes de Darwin por el mundo. Pues, en cada parada, él tuvo la oportunidad de estudiar y catalogar las plantas y los animales de la localidad. Y empezó a observar patrones interesantes en la distribución y las características de los organismos.
Con toda esta información, desarrolló un conjunto de ideas que podrían explicar los patrones que observó durante su viaje. Y de ahí, es de donde salen sus dos ideas fundamentales:
Evolución
La teoría de la evolución propone que las especies cambian con el tiempo. Que las especies nuevas provienen de especies preexistentes. Y que todas las especies comparten un ancestro común.
Eso significa que cada especie tiene su propio conjunto de diferencias heredables, es decir, genéticas. Por lo tanto, considera que las especies que han poblado y pueblan el plantea Tierra han evolucionado a través del tiempo. Y así, es cómo han transmitido a sus descendientes diversas variaciones genéticas. Y, además, en caso de que estas sean favorables, han ido proporcionando ventajas a la hora de sobrevivir en un entorno cambiante.
Selección natural
Darwin, además de proponer que los organismos evolucionaban, también ofreció un mecanismo para dicha evolución, la selección natural. Esta teoría explicaba cómo podían evolucionar las poblaciones. Es decir, cómo estas se adecuaban para vivir en sus entornos con el paso del tiempo. Pues para ello, Darwin se basó en varias observaciones:
Características hereditarias
Darwin averiguó que los rasgos y muchas de las características en los seres vivos se heredaban mediante genes. Por eso, los individuos que heredaban los rasgos ventajosos podrían sobrevivir, descender en la siguiente generación y reproducirse, dadas las condiciones del entorno.
Más descendencia de la que puede sobrevivir
Debido a que los rasgos ventajosos son heredables, los organismos generan más descendientes de los que su medio ambiente puede soportar. Por lo tanto, existe una competencia por los recursos limitados en cada generación porque los rasgos se vuelven cada vez más comunes.
La descendencia varía en sus rasgos heredables
En el transcurso de varias generaciones, la población se adapta a su entorno, con rasgos ligeramente distintos entre sí. Y muchas de estas características (color, tamaño, forma…) son heredables.