Ayer, 7 de noviembre de 2019, despedimos a Margarita Salas, bioquímica española que descubrió la ADN polimerasa del virus bacteriófago Φ29. Este permite amplificar la ADN de forma rápida, sencilla y, sobretodo, fiable. Hoy dedicamos este espacio a su hazaña, un descubrimiento con una importante repercusión en el campo de la biotecnología. Su hallazgo se aplica, actualmente, en medicina forense, oncología y arqueología.

Consulta nuestra oferta formativa en Biotecnología y apuesta por seguir avanzando en tu carrera profesional.

ADN polimerasa: ¿qué es?

Entendemos replicación como perpetuación del ADN. Nuestro ADN está constantemente expuesto a factores, endógenos o exógenos, que pueden dañarlo. Estos daños pueden llegar a bloquear la replicación y acumularse, afectando de forma negativa a los genes y causando errores en los procesos celulares. No podemos hablar de la hazaña de Margarita Salas sin introducirnos mínimamente al significado de ADN polimerasa. Esta enzima se encarga de catalizar la polimerización de una nueva hebra de ADN durante la replicación de dicha molécula. Por otro lado, también repara el ADN, aunque su función principal consiste en emparejar los desoxirribonucleótidos trifosfato con los de la cadena original. Para hacerlo más comprensible: se encarga de emparejar la base del ADN de la cadena molde con la nueva replicada. La ADN añade alrededor de 700 nucleótidos por segundo y las probabilidades de error son muy reducidas. Por esta razón decimos que este proceso es rápido, sencillo y fiable.

El bacteriófago Φ29 y su relación con Margarita Salas

Margarita Salas, nacida en Asturias el año 1938, fue la bioquímica que patentó la ADN polimerasa Φ29 (phi29). Dicha enzima fue crucial para producir copias genéticas de forma precisa y con solo una gota de sangre. Este hallazgo, pionero en la replicación de ADN, fue toda una revolución en el ámbito científico, aplicándose tanto a la genética molecular como a la medicina forense, entre otros.

Margarita Salas y su equipo de investigación escogieron el bacteriófago ø29, que infecta a la bacteria Bacillus Subtilis. Este fago no se había estudiado de forma amplia hasta el momento. El fago, de estructura compleja, fue escogido debido a su pequeño tamaño y ADN reducido. Hallaron la proteína DNA polimerasa producida por dicho virus bacteriano, demostrando la posibilidad de replicar y amplificar ADN gracias a una proteína iniciadora. Estos descubrimientos sentaron las bases de lo que hoy conocemos como biotecnología. Las aplicaciones de este DNA comprenden el equipamiento de hospitales, laboratorios e, incluso, sirve como herramienta para la política científica.

El legado de Margarita Salas

La patente, sin embargo, caducó en 2009. Posteriormente, el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), donde trabajaba Margarita Salas, solicitó nuevas patentes que mejorasen la anterior. En sus ensayos, afirmaba que los estudios realizados con el ø29 son un modelo extrapolable a otros virus de interés sanitario y económico. Algunos de ellos son el virus de la poliomielitis, la hepatitis B y C y una gran variedad de virus de plantas. Estos virus inician la replicación mediante un mecanismo similar al del fago estudiado.

La bioquímica posee ocho patentes en total, ha realizado más de cuatrocientas conferencias y tiene más de trescientos cincuenta artículos publicados en revistas y libros internacionales. Su dedicación y sus descubrimientos la han llevado a ganar multitud de reconocimientos y a convertirse en una referente de la biotecnología en España y en todo el mundo.

 

* Fotografía de Margarita Salas extraída de Wikipedia