Algunos tipos de bacterias pueden causar enfermedades infecciosas cuyo diagnóstico se basa en la realización de pruebas como el cultivo bacteriano. Esta técnica es clave en la investigación microbiológica y en la fabricación de alimentos y medicamentos. Veamos en qué consiste un cultivo de bacterias, qué tipos hay y para que se utilizan a continuación.

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¿Qué es un cultivo bacteriano?

Un cultivo bacteriano es una prueba que se utiliza para detectar bacterias perjudiciales que están dentro o sobre el cuerpo y que pueden causar enfermedades. Este cultivo se prepara en un laboratorio añadiendo una muestra de bacterias a una placa de Petri que contiene un medio adecuado, sólido o líquido, en función del tipo de bacteria que se vaya a analizar. Seguidamente, se incuba la placa a una temperatura óptima para favorecer el correcto crecimiento de las bacterias.

En definitiva, los cultivos bacterianos son pruebas eficaces y significativas para la investigación médica y científica, ya que se utilizan tanto para identificar y estudiar agentes infecciosos, como para comprobar la efectividad de otros tratamientos como los antibióticos.

Tipos de cultivos de bacterias y usos

Aunque existan diferentes tipos de cultivos de bacterias, todos persiguen un mismo objetivo: diagnosticar posibles infecciones. A continuación, describiremos las pruebas de cultivo bacteriano que más se utilizan en la actualidad.

Cultivo de garganta

En este tipo de cultivo, un profesional de la salud introduce un hisopo especial en la parte trasera de la garganta y las amígdalas para obtener una muestra.

Generalmente, esta prueba se lleva a cabo para diagnosticar o, por el contrario, descartar una infección estreptocócica causada por una bacteria llamada estreptococo. Este tipo de infección se puede detectar tanto en la garganta como en las amígdalas, y puede causar enfermedades como la escarlatina, la fiebre reumática, la fascitis necrosante, etc.

Cultivo de orina

En este caso, el paciente debe entregar una muestra estéril de orina en un recipiente siguiendo las instrucciones facilitadas por el especialista.

Esta prueba suele utilizarse para detectar infecciones relacionadas con el tracto urinario, las cuales afectan a los riñones, la vejiga, y los conductos desde y hacia estos órganos, como los uréteres y la uretra. El objetivo es identificar qué bacteria está causando esta infección.

Cultivo de esputo

El esputo se trata de una mucosa espesa que expulsan los pulmones. Para poder llevar a cabo esta prueba, el paciente debe traer una muestra de esputo en un recipiente especial, por lo que, seguramente, será necesario someterse antes a una broncoscopia para poder extraer la muestra solicitada. La broncoscopia se basa en la inserción de un tubo flexible por la nariz o la boca hasta los pulmones.

El cultivo de esputo suele emplearse para diagnosticar infecciones bacterianas en las vías respiratorias, como por ejemplo neumonías, o tuberculosis.

Cultivo de sangre

En este caso, el profesional de salud toma una muestra de sangre del paciente a evaluar, generalmente, mediante la vena del brazo.

Como el resto, esta prueba también se utiliza para detectar infecciones bacterianas, pero esta vez en la sangre. Con este cultivo, también se identifica la presencia de hongos en la sangre, pero este caso es más común en pacientes enfermos de cáncer o en personas con catéteres intravenosos.

Cultivo de heces

Para realizar esta prueba, el paciente debe llevar una muestra de heces en un recipiente limpio siguiendo las instrucciones de su médico.

Mediante este cultivo, se identifican infecciones bacterianas en el sistema digestivo, como las intoxicaciones alimentarias. Normalmente, esta prueba se combina con otras para detectar virus y otros parásitos, ya que las causas de las enfermedades digestivas pueden ser múltiples.

Cultivo de una herida

En este tipo de prueba, el médico utiliza un hisopo especial para recoger una muestra de las células o del pus que se encuentra en la herida. Si se trata de heridas profundas, se suele utilizar una jeringa para sacar el fluido o incluso se realiza una biopsia para extraer parte del tejido.

Generalmente, con este cultivo se detectan infecciones en heridas abiertas o en quemaduras.

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