El control biológico permite manejar plagas a través del uso de organismos vivos para reducir las poblaciones de especies perjudiciales. Se ha convertido, con los años, en una técnica de lo más eficaz y ecológica a los pesticidas química, promoviendo un equilibrio natural en los ecosistemas y reduciendo los impactos negativos sobre el medio ambiente y la salud humana. Veamos en mayor profundidad cómo funciona.

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¿Qué se entiende por control biológico?

El control biológico es un método de control de plagas que utiliza organismos naturales, como depredadores, parasitoides, herbívoros o patógenos, para regular las poblaciones de organismos nocivos. A diferencia de los productos químicos, que pueden tener efectos negativos para la biodiversidad, el control biológico está basado en procesos naturales y es respetuoso con el medio ambiente.

Esta clase de control es clave en la agricultura sostenible. Permite reducir la dependencia de los pesticidas químicos y fomenta un ecosistema agrícola más equilibrado. A lo largo de la historia, la naturaleza ha mostrado cómo las especies se controlan entre sí en función de las dinámicas predador-presa, y este método se inspira en ellas para manejar plagas de manera eficiente.

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¿Cómo se hace control biológico?

Esta técnica implica la introducción, conservación o potenciación de organismos naturales que actúan como agentes de control sobre las plagas. Podemos distinguir entre 3 enfoques principales:

  1. Control biológico clásico. Consiste en introducir deliberadamente un organismo exótico que actúe como depredador o parásito de la plaga. El objetivo es establecer una población de este organismo que se mantenga en equilibrio con la población de la plaga a largo plazo.
  2. Control biológico por incremento. Este enfoque se centra en liberar grandes cantidades de organismos beneficiosos para reducir rápidamente la población de una plaga. A diferencia del control clásico, este método tiene un efecto más inmediato pero temporal, ya que los organismos liberados no siempre se reproducen en el nuevo ambiente.
  3. Control biológico por conservación. En lugar de introducir organismos nuevos, a través de este método se conservan y mejoran los agentes de control natural que ya están presentes en el ecosistema. Esto puede implicar la creación de hábitats favorables para estos organismos, como el uso de cultivos de cobertura o la reducción del uso de pesticidas que podrían dañarles.

Para poner en práctica cualquiera de estos métodos, es necesario contar con un amplio conocimiento acerca de la ecología del ecosistema, la biología de la plaga y el comportamiento de los agentes biológicos seleccionados. Es indispensable que los productores trabajen con especialistas para seleccionar los organismos más apropiados y garantizar que se apliquen las técnicas correctamente.

Te contamos cómo se trabaja en un control de plagas: ¡no te lo pierdas!

¿Cuáles son los tipos de control biológico?

Cada uno de los tipos de control biológico está basado en el tipo de organismo que se usa para controlar la plaga y en el mecanismo de acción.

Control biológico natural

Los organismos que actúan como controladores de plagas ya existen en el ecosistema y no es necesaria su introducción por parte del ser humano. Estos agentes pueden ser depredadores, parasitoides o patógenos que regulan las poblaciones de plagas de manera natural. Un ejemplo de control biológico natural es el papel de las aves insectívoras, que cazan insectos perjudiciales para los cultivos, ayudando a mantener sus poblaciones bajo control.

Control biológico clásico

Como se mencionó anteriormente, este tipo de control implica introducir un organismo natural no presente en el entorno, normalmente, porque la plaga es una especia invasora que ha llegado sin sus depredadores naturales. El éxito de este control depende de que el organismo introducido se pueda establecer de manera estable y eficaz en el ecosistema para proporcionar un control a largo plazo.

Control biológico aplicado

Incluye la liberación de enemigos naturales, criados en laboratorio, para combatir las plagas de manera más inmediata. Los enemigos naturales se crían en grandes cantidades y se liberan en el campo para reducir la población de la plaga en el momento crítico. Se utiliza, sobre todo, en cultivos intensivos o invernaderos, donde se necesita una intervención rápida y localizada.

Conoce cuáles son los 3 métodos de control de plagas más utilizados y en qué casos se aplica cada uno de ellos.

Tipos de agentes biológicos

Los distintos agentes biológicos que se utilizan en los métodos de control pueden clasificarse de la siguiente manera:

Depredadores

Se trata de aquellos organismos que se alimentan de la plaga, reduciendo su número. Un ejemplo común de depredadores son las mariquitas que se alimentan de los pulgones. Los depredadores suelen ser generalistas, lo que significa que también se pueden alimentar de diferentes tipos de plagas.

Parasitoides

Son los insectos que parasitan a la plaga durante una fase específica de su ciclo de vida. Por lo general, depositan sus huevos en las plagas, y las larvas se alimentan de estas, lo que eventualmente provoca su muerte. Las avispas parasitoides son uno de los ejemplos más conocidos de este mecanismo.

Patógenos

Microorganismos como hongos, bacterias o virus que infectan y causan enfermedades en las plagas. Estos patógenos actúan como agentes de control biológico al causar epidemias en las poblaciones de plagas. Un ejemplo de patógenos es el uso de Bacillus thuringiensis (Bt), una bacteria que produce toxinas letales para las larvas de ciertos insectos.

A través del uso se organismos vivos es posible promover un equilibrio natural en los ecosistemas agrícolas y reducir la necesidad de pesticidas químicos, los cuales conllevan efectos negativos tanto para la salud humana como para los ecosistemas.

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